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Algunas veces se gana ¡Y en todas… se crece!

19-01-2017
Fundación Exit
¿Poner en nuestro CV los errores que hemos tenido, fracasos y propósitos que finalmente no logramos? ¿Para qué le pueden interesar estos datos a un seleccionador? La resiliencia, la gestión emocional y la adaptabilidad son características personales que demuestran nuestra capacidad para superar situaciones adversas o difíciles y aún así seguir adelante con los objetivos … Continued

¿Poner en nuestro CV los errores que hemos tenido, fracasos y propósitos que finalmente no logramos? ¿Para qué le pueden interesar estos datos a un seleccionador? La resiliencia, la gestión emocional y la adaptabilidad son características personales que demuestran nuestra capacidad para superar situaciones adversas o difíciles y aún así seguir adelante con los objetivos marcados, con la misma motivación, entereza, y más fortalecidos aún si cabe.


Autora: Marta Fusté

Hace algunos unos meses en las redes sociales se hacía viral una noticia insólita y un tanto curiosa; un profesor de la Universidad de Princeton, una de las más prestigiosas del mundo, nos proponía hacer un Curriculum vitae de fracasos y decepciones, un historial profesional que fuera alternativo al convencional y que sacara a relucir todo aquello que no hemos logrado en nuestros estudios, universidades donde no nos aceptaron o los trabajos en los que nos rechazaron.

A priori, puede parecer un sin sentido pero si nos paramos a pensar quizá no sea tan descabellada la propuesta. La justificación de este profesor es que a lo largo de su vida todos los éxitos obtenidos fueron precedidos de muchos fracasos, así que contando su experiencia pretendía animar a personas que están en búsqueda de empleo para que perseveraran en sus metas y a la vez realzar el valor de la honestidad plasmando en su CV de manera abierta aquello que no le salió bien en su carrera profesional.

Yo iré un poco más allá; estamos hablando de aquellos momentos de nuestra vida en los que fracasamos y las cosas no nos salieron bien, ¿Por qué puede resultar atractivo mostrar esta información a una empresa? ¿No sería tirar piedras sobre nuestro tejado?.Si le damos la vuelta a la tortilla, en realidad no.

Del error aprendemos, es a través de él que progresamos, nos fortalece, y sin duda nos permite conocernos con más profundidad.


Porque es cuando caemos que sacamos a flote nuestras competencias más importantes y útiles, en definitiva, es en la dificultad que crecemos ¡Y no cuando el viento sopla a nuestro favor!.

La resiliencia, aunque parezca una palabra de moda recién inventada, fue un concepto divulgado por el psiquiatra y psicoanalista Boris Cyrulnik hace ya unas cuantas décadas. Es un término inspirado en la resistencia de los materiales que se doblan sin romperse para recuperar luego la situación o forma original. Por ejemplo, un arco curvándose cuando lanzas una flecha, una pelota de goma que presionas con los dedos o un junco que se flexiona con el viento.

En el ámbito personal, resiliencia implica saber gestionar las emociones en varias áreas de tu vida, adaptarte a lo inesperado, saber sacar la parte buena de la historia por muy dura que sea y aprovechar lo vivido para mirarlo en positivo, fortalecerte y aplicarlo a tu favor en experiencias futuras.

Recuerdo una sesión de formación con jóvenes en búsqueda de empleo en la que la formadora les dijo a los participantes: ¡No me expliquéis vuestro CV! lo que quiero saber es quiénes sois, qué habéis hecho en la vida, qué situaciones os han hecho tambalear…asombroso como sacó el valor competencial de los chicos conectando con su “yo” más auténtico, cada uno explicando sus particularidades a través de sus vivencias, nada que ver con la presentación monótona y estandarizada del CV a la que nos tienen acostumbrados.

Y me temo que esta situación no es aislada, cada vez son más las personas que me cuentan que en una entrevista de trabajo el entrevistador dando la vuelta a su CV les dice que no le interesa nada de lo que pone en el papel, que quiere saber cómo son, sus motivaciones, pasiones y situaciones que han tenido que superar en el pasado.

¿Será ésta una tendencia general futura en todo el mercado de trabajo? No lo sabemos con certeza, pero por si acaso yo tomo nota. Al fin y al cabo, ¿Quién puede aportar más valor en una organización?, ¿Alguien con un gran CV, formación superior y trayectoria súper estable o aquel que ha vivido en sus propias pieles lo que es caerse mil veces y otras mil volverse a levantar? Obviamente dependerá de la posición, del perfil que se esté buscando y de todo el conjunto de competencias asociadas a éste pero yo me quedo sin lugar a dudas con el segundo, pues las personas más interesantes, empáticas y sensibles que he conocido en mi vida son aquellas que, aunque tropezaron con obstáculos gigantes y difíciles, encontraron siempre la manera de avanzar en su camino.

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