Saltar al contenido

Diferencia entre Coaching y Mentoring: ¿La figura del coach ha venido a desbancar al mentor?

05-10-2017
Fundación Exit
Sabemos que el termino mentor se remonta a la mitología griega. Mentor era un gran amigo de Ulises a quien éste le encargo la educación de su hijo con la intención de que le adiestrara para ser el futuro rey de Itaca mientras él estaba en Troya. Es por ello que el nombre de este … Continued

Sabemos que el termino mentor se remonta a la mitología griega. Mentor era un gran amigo de Ulises a quien éste le encargo la educación de su hijo con la intención de que le adiestrara para ser el futuro rey de Itaca mientras él estaba en Troya. Es por ello que el nombre de este personaje ha pasado a la lengua como el de consejero experimentado o preceptor. Así, sabemos que muchos expertos y sabios trasladaban sus conocimientos a sus discípulos, tal y como nos apunta la historia que hizo Aristóteles con Alejandro Magno.

Autora: Marga Royuela

Tanto mentoring como coaching son dos términos adoptados por el mundo empresarial de forma muy reciente y ambos hacen referencia a procesos de acompañamiento y aprendizaje.

Frente a la clase magistral del mentor, que estructura y conduce al otro hacia un camino de conocimiento y expertis donde el mentee aprende a través de la experiencia de su mentor, el coaching tiene mas que ver con ampliar la mirada del coachee. En este sentido busca aspectos de los que tal vez ni él sea consciente. Es por ello que la figura del coach tiene ante sí el gran reto no solo de aparcar su protagonismo, sino de hacerlo dejando el trono al protagonista real de este proceso: su cliente. De ese modo es frecuente que ante las dudas que plantea el coachee, su coach le devuelva frases como: “Tú tienes la respuesta. Vamos a buscarla juntos”. En esta bonita cruzada de asistir al otro a encontrar dichas respuestas, el coach tiene la difícil misión de formular las preguntas apropiadas, estimulando con ello la reflexión del otro.

Si ya existía el mentor, ¿para qué aparece la figura del coach?. Y digo “para qué” y no “por qué”, para hablar en “lenguaje coaching”. Frente al pensamiento cartesiano donde los porqués justifican la respuesta, los “para qués” parecen conectarnos con algo más íntimo y profundo, con nuestras motivaciones y deseos.

Es por ello que el concepto coaching nace para cubrir una necesidad humana que se dejaba ver a finales del siglo XX. En un momento convulso, con cierta crisis de valores y donde la importancia de lo material iba en aumento, la

terminología new age empieza a llenarse de palabras como: felicidad, emoción, energía, y los libros de autoayuda se multiplican en las librerías proponiéndonos reflexiones y cambios de vida y valorando la apuesta por conectar con nuestras verdaderas identidades y deseos, como fórmula para una vida saludable.

Las emociones salen del armario y se ponen de moda y el coach nace con el convencimiento de que los conocimientos nos servirán para desarrollarnos personal y profesionalmente, pero si no hay una verdadera motivación que conecte el conocimiento con el deseo, éste puede llegar a caer en saco roto. Nos propone cambiar el lenguaje y hablar en términos de motivaciones. Cambiar el “Tengo que dejar de fumar, aprender inglés, etc., por el “Quiero dejar de fumar, aprender inglés, etc.”

La llegada del coaching rompió barreras y supuso el renacer de un concepto que la sociedad necesitaba. Tener un coach es tener a alguien que me escuche, que crea que soy capaz, que me acompañe a descubrir mis deseos en este mundo donde las emociones están automatizadas y sobre todo que esté a mi lado a la hora de transitar los cambios que decida hacer, aminorando el daño que uno se hace cada vez que sale de su círculo de confort.

Nuestras verdaderas posibilidades de mejora y desarrollo están en la capacidad de analizarnos para identificar nuestras auténticas metas y las fortalezas y debilidades para conseguirlas.

¿Quieres colaborar con Fundación Exit?

Tú también puedes ser parte de la solución al abandono escolar prematuro en España.

¡Colabora!