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De héroes muy reales

31-03-2020
Fundación Exit
La de Patricia Nguegne es una de las muchas historias de héroes cotidianos de las que se hablan estos días pero con una gran historia detrás  Con 22 años, Patri llegó a España desde Camerún con un contrato como interna en una casa en Madrid. No obstante, la situación se complicó cuando se quedó embarazada … Continued

La de Patricia Nguegne es una de las muchas historias de héroes cotidianos de las que se hablan estos días pero con una gran historia detrás 

Con 22 años, Patri llegó a España desde Camerún con un contrato como interna en una casa en Madrid. No obstante, la situación se complicó cuando se quedó embarazada por lo que empezó a acudir al CEPI Africano (Centro de Participación e Integración de Inmigrantes). Un tiempo más tarde el CEPI la contrató como limpiadora y fue entonces cuando la conocimos en Exit: en aquel momento, además de hacer servicios de limpieza en varios despachos, tuvo su primer contacto con el cuidado a personas en una residencia para mayores y dice que fue entonces cuando “me di cuenta de que era eso lo que quería hacer: trabajar como auxiliar de enfermería”.

Así, Patricia inició un proceso largo para intentar convalidar sus estudios en Camerún con la homologación requerida en España y, a pesar de hacer todas las tramitaciones necesarias, fue imposible que llegaran los papeles. Decidió no desistir en su sueño y comenzó a estudiar la ESO en un instituto para adultos por las tardes mientras trabajaba y cuidaba a su hija sola. Fue una época que ella recuerda como “muy dura” ya que se juntaba la crianza de la peque, el trabajo durante el día y la dificultad de estudiar en un idioma que no era el propio. Aun así, consiguió el graduado escolar. Después, se apuntó al Grado Medio de auxiliar de enfermería y tras tres años de esfuerzo, también fue capaz de completar sus estudios.

Hace unos días, a Patri la contactaron del hospital donde hizo las prácticas para trabajar como auxiliar de enfermería durante la crisis del coronavirus. Nos llamó para contárnoslo confesando que pese “a la gravedad de la situación” para ella esta oportunidad suponía “cumplir un sueño”. Dice que quiere poner todo de su parte para salir de esta y que podamos tener las vidas que teníamos antes. Cree, además, que en tiempos así el cuidado a las personas debe hacerse como estas si fueran “de tu propia familia”. “Estamos para echar una mano”, concluye. Patri anima a los y las jóvenes migrantes a que se esfuercen y a que no se sientan desmotivados ni por la crisis que estamos viviendo ni por ninguna otra circunstancia ya que, con trabajo y esfuerzo “se puede llegar a cumplir tus sueños y superar todas las barreras que puedan aparecer”.

Ella sigue sin parar y ahora, mientras trabaja los fines de semana y festivos en atención a domicilio se forma en atención de emergencias. La historia de Patri es, definitivamente, una de esas historias de héroes a los que estas semanas salimos a aplaudir al balcón. Pero, sobre todo, es una historia de esfuerzo, talento, pasión y superación que nos inspira en los tiempos que vivimos.

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