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Lo difícil lo haré, lo imposible lo intentaré

04-05-2016
Fundación Exit
“Aquello que das te lo das, aquello que no das te lo quitas…”  Jaume Santllorente ( Sonrisas de Bombay ) Autor: Sergi Hogaku, coach y formador en alimentación sostenible y Dietoterapia Oriental.  Fundador del portal de salud consciente El Rincón del Tenzo. Como cada mañana mi despertador estalla, rompiendo el silencio en mil pedazos, lo detengo … Continued

“Aquello que das te lo das, aquello que no das te lo quitas…”

 Jaume Santllorente ( Sonrisas de Bombay )

Autor: Sergi Hogaku, coach y formador en alimentación sostenible y Dietoterapia Oriental.  Fundador del portal de salud consciente El Rincón del Tenzo.

Como cada mañana mi despertador estalla, rompiendo el silencio en mil pedazos, lo detengo y decido levantarme para trabajar como lo haría en un día cualquiera. Pero hoy no es uno de esos días. Y no lo es, básicamente, porque en un par de horas debo situarme delante de una docena de chicos en riesgo de exclusión y tratar de transmitirles todo aquello que sé sobre “alimentación sostenible”, aún sabiendo que muchos de los jóvenes quizás nunca habrán oído hablar sobre ello. Pero fiel a mi frase “ lo difícil lo haré, lo imposible lo intentaré ”, envaino mi mejor sonrisa y salgo a toda prisa hacia Fundación Exit, donde en breve me reuniré con todos ellos, dando el pistoletazo de salida, a la que sin saberlo sería una de las experiencia más enriquecedoras de mi vida.

Una vez en el aula, van apareciendo los chicos, todos ellos llegados desde contextos y entornos sociales muy diferentes, pero con una clara meta en común, formarse para así ser parte de ese engranaje sociolaboral, que hasta la fecha permanecía velado para ellos.

Veo voluntad en sus ojos y esa perseverancia que sólo calzan aquellas personas que han vivido cada segundo de su vida como si de una vida en si misma se tratara. Así que nada me preocupa, tengo plena confianza en su voluntad de cambio y casi puedo sentir el latido de sus ilusiones resonando dentro de mí.

Empezamos a conocernos, y uno a uno me explican cómo se alimentan, mientras les escucho atentamente, a la vez que les pongo en situación del impacto mundial que tiene una mala gestión de nuestra alimentación. Les muestro como en otros puntos del planeta miles de familias como las suyas pierden cada día su soberanía alimentaria a manos de grandes corporaciones, empobreciéndose, a la vez que ven enfermar a sus recién nacidos, debido a los nocivos químicos que deben utilizar para fumigar sus cosechas, y que los mismos respiran a diario. Es entonces cuando observo como sus ojos se entristecen y creo que ya no somos tan diferentes y esa meta tan lejana, empieza a percibirse en sus miradas de una forma menos difusa.

Pasan las horas e incluso un par de días más juntos, donde muchas nuevas palabras relacionadas con la alimentación sostenible, ya forman parte de su discurso que no hace más que resultar si cabe más interesante y esperanzador para mí. Algunos de ellos explican que ya han cambiado algunos de sus hábitos alimentarios y parecen realmente convencidos a dar un giro a sus vidas, enfocado a la responsabilidad y el cuidado del medio que les rodea. La solidaridad se instaura en el grupo e incluso me emociona ver cómo se aplauden entre ellos cada vez que un compañero deja el grupo para asistir a una entrevista de trabajo, abandonando la clase con una sonrisa en sus rostro y un centenar de nuevos sueños volando a ciegas en su corazón.

Nuestro tiempo está llegando a su fin y terminada la parte más teórica de la formación, le sigue una parte más práctica, donde visitamos un supermercado ecológico, y de nuevo se sienten inmersos en un nuevo mundo, que previamente desconocían, un mundo que les ofrecerá la posibilidad de realizarse como personas, aportando ese grano de arena, que este nuevo paradigma social necesita para ser, si cabe, diferente y mejor para todos.

Llegado el final de la última jornada, tenemos una larga charla, donde les felicito por su interés y progresos en el campo de la alimentación sostenible, a la vez que les animo a luchar por alcanzar sus metas en la vida, pues todos merecemos una oportunidad para materializar nuestros objetivos y sé que ellos ahora están listos para alcanzar los suyos. Así que tras hacer un cierre de la formación y abrazado por el regalo de sus aplausos y sonrisas, me despido de todos ellos, deseando que quizás aquellas horas juntos puedan ahora servirles para mejorar su realidad y la de tantos otros que les seguirán muy pronto en futuras formaciones, en la búsqueda de ese nuevo horizonte, donde no deberían existir fronteras, ni diferencias de raza o género, un futuro para todos y donde todos deberíamos tener las mismas oportunidades, sin duda su mundo, el vuestro y el mío…

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