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Un septiembre como ningún otro

25-08-2020
Fundación Exit
Dejamos atrás un verano muy distinto a todos los anteriores y llegamos a septiembre con las sensaciones mezcladas y una realidad social compleja de abordar La vuelta a la rutina de este año está teñida de sensaciones nuevas: la ilusión por volver un poquito a la “normalidad” mezclada con la incerteza es más fuerte que … Continued

Dejamos atrás un verano muy distinto a todos los anteriores y llegamos a septiembre con las sensaciones mezcladas y una realidad social compleja de abordar

La vuelta a la rutina de este año está teñida de sensaciones nuevas: la ilusión por volver un poquito a la “normalidad” mezclada con la incerteza es más fuerte que nunca. En Fundación Exit este “cóctel molotov” de impresiones se acentúa: por las ganas de volver a juntarnos todo el equipo y al mismo tiempo saber que nuestra labor se enfrenta a una realidad social complejísima.

La situación a nivel laboral y académico es crítica para las personas jóvenes en España. En julio, el Instituto Nacional de Estadística (INE) sacó las informaciones del paro juvenil del segundo trimestre del 2020: los datos hablan de cerca del 40% de desempleo entre jóvenes menores de 25 años, una información que comienza a recordar a las épocas de crisis económica de hace algunos años. El desempleo juvenil empezó a aumentar en 2008 (se situaba en 21,08%) y llegó a alcanzar el 56,9% en 2013. Esta situación es aún más complicada entre aquellas personas que ni siquiera tienen un nivel de formación medio, algo que agrava el problema del desempleo e impacta fuertemente en el tejido social joven del país.

Además, la educación se enfrenta a una crisis del sistema. La movilidad social a través de la educación, clave en la mayoría de los países europeos, tiene poca incidencia en España. Con una tasa de fracaso escolar del 18%, las personas jóvenes no acaban de encontrar en la formación un canal de mejora de sus condiciones económicas y sociales y esto genera una falta de orientación hacia el futuro que, especialmente al colectivo joven en situación de vulnerabilidad social, lleva a una espiral de desmotivación y frustración.

En cualquier caso, estos son problemas que ya existían: la crisis de la COVID-19 no ha hecho más que darles relieve, acelerarlos y hacernos a todos y todas más conscientes aún de cuáles son los puntos clave. Así, apostar por el mercado de trabajo en sectores emergentes de Formación Profesional, por la orientación de las personas jóvenes desde el inicio de su proceso formativo y la innovación educativa y laboral a través de herramientas digitales son fundamentales en el proceso de apostar por la juventud en España.

Este septiembre y curso escolar se presenta especialmente complejo y desafiante, cargado de grandes retos que aún tendrán relevancia en los próximos años. Para ello y tal y como llevamos años trabajando, creemos en la importancia de la innovación y de las sinergias entre actores de la sociedad que garanticen el bienestar social y el futuro del colectivo joven.

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